Pactos secretos, de Pedro Ugarte

A veces tengo la suerte de que mi amada experimente con un libro y nos enganchemos los dos al autor. Ya nos ha pasado con otros, pero de verdad que me siento muy bien cuando leo a Pedro Ugarte (un saludo, Pedro, por si acaso te buscas en Google y te aparece este engendro textual), me parece masticar unas palabras que saben todas bien, exactas, con expresiones muy claras, algunas un poco alejadas de la normalidad incluso de la literatura ("manejar la mercadotecnia", uf), pero en general un constante acierto en la definición de parajes, de situaciones, de rasgos humanos, y de pensamientos que en alguna ocasión han coincidido con los míos, siempre si se trata de algún personaje que ya se parecía a mí mismo antes. Me quedan pocas páginas por leer de Pactos secretos, y ya puedo decir que su brevedad se me ha pasado volando, que lo he saboreado mucho y bien, que me ha sacado sin esfuerzo una sonrisa cada decena de páginas o menos, y que la historia engancha. En definitiva, lo que debería ser todo un éxito, por encima de muchos otros más famosos. Pero Pedro sigue ahí, trabajando en su fama oculta, con una precisión de relojero, situando las palabras en el tablero de la novela sin que los gritos de fuera o las lágrimas de sus posibles fans lo despisten. Qué bien lo estoy pasando con éste. Y qué raro me miran cuando voy leyéndolo en el tren y me río. Muchas gracias.

0 me subrayan o me tachan:

Publicar un comentario