Encuentros en la tercera edad
on viernes, 26 de marzo de 2010
Etiquetas:
Mío
Cuando se reconocieron, se abrazaron como cuando eran adolescentes y el final del abrazo le dejaba a uno el cuerpo frío. Se miraron a los ojos y a los labios, muy cerca, como queriendo saber el uno del otro, como dudando si besarse delante de otros que se despedían. Todas las palabras eran torpes y se valieron de los gestos para hablarse. Se agarraron las manos nerviosas y, sin decir nada, abandonaron la parada del autobús, a merendar para recordar los años que vivieron por separado.
1 me subrayan o me tachan:
Hermosas palabras. No hace falta llegar a viejo para sentir lo que describes. Hay que "merendar" cada día.
Un abrazo.
Publicar un comentario